Nunca tuve en las paredes posters de Janis Joplin ni de Jimi Hendrix,
seguramente eran del Che Guevara, de Inti Illimani, de Salvador Allende,
de un lobo estepario que me recordaba a Hermann Hesse
o de alguna idílica isla griega que me hacia viajar lejos.
Ahora sé que cometí un error,
que nunca debí dejar afuera tantas cosas
para que al fin el sol se llevará
el color de tantas ilusiones.
Puedo mirar mis manos,
en ellas hay demasiados surcos:
una gitana también a mí me dijo que tendría muchos hijos.
Quizás no fuera yo el que puso la mano,
a lo mejor no soy yo el de entonces
y mis hijos vagan en la oscuridad
como su padre lo hace en las noches.
Recuerdo que sí me gustaban Janis y Jimi,
también es posible que se murieran demasiado pronto,
héroes vencidos de un juego al que nunca supe jugar
y eso que en la ruleta he aprendido a perder hasta las esperanzas.
El próximo 9 de agosto se presenta el poemario en Logroño, en la colección Planeta Clandestino de la Asociación Cuatro de Agosto durante el festival VIII Agosto Clandestino (poetas en La Rioja).
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