Los besos en Venecia tienen el valor del tiempo.
Son del fuego, de ese aceite que deja la pasión,
que enarbola un misterio de miradas
y palabras grabadas en la piel del amante.
Los besos en Venecia poseen labores de bálsamo,
vale recordarlos, asentarlos en la memoria,
y apresar entre los canales los labios del amado,
sustrayendo cada uno de esos instantes para enmarcar
un siempre tendremos algo por lo que no olvidarnos.
Son del fuego, de ese aceite que deja la pasión,
que enarbola un misterio de miradas
y palabras grabadas en la piel del amante.
Los besos en Venecia poseen labores de bálsamo,
vale recordarlos, asentarlos en la memoria,
y apresar entre los canales los labios del amado,
sustrayendo cada uno de esos instantes para enmarcar
un siempre tendremos algo por lo que no olvidarnos.
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