Respírame.
Ha crecido el mar
en la tensión del crepúsculo
¡Cuantos olvidos se lleva la luz!
Todavía tus labios saben a medianoche
y tu piel guarda el valor de mis palabras.
Tibias pero incendiarias,
las sílabas en Venecia
quedan en tu boca
resguardando para mi
el pequeño misterio que atesoras.
No seremos nada más que esto,
pero en este acaso de horas
grábame tu nombre,
sé de mi piel devota y fiel
en el instante nuestro,
para que recuerde
siempre este otoño contigo.
1 comentario:
guardar su nombre es dejar encendido un fuego siempre vivo en el corazón
precioso poema Fer
un gusto volver por su rincón
buena semana
Publicar un comentario