Y despierto y es viernes y marzo
cuando los tambores traen ecos de primavera.
Se tensan las lumbres del amanecer
y suenan las gaviotas en el viento
cuando el cielo, desnudo,
se acopla al azul del mar.
Solo soy uno,
una sombra contemplando tu sueño
mientras duermes tan lejos de mí,
que en la distancia que te cubre
apenas soy un horizonte respirando tu mismo aire…
que frío trae esta lejanía
a la que ni mi cuerpo puede llegar para guarecerte.
1 comentario:
Un precioso poema madrugador, Fernando.
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