Pasó la hora de las confidencias
J. M. Micó
Detrás de los arbustos,
el ciego anhelo rehace la
fronda de la noche.
Un quehacer de lumbre
entre los dedos,
sonoro fuego que arde en
el bosque
y con la ausencia de
palabras gime
tan despacio, colgado de
un silencio,
que nadie diría que está
desnudo
en medio de un desierto.
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