Como siempre a las 22h00 en La Campana de los perdidos en c/ Prudencio nº 7 Zaragoza.
Como poeta, se estrena con Origen de las especies (1979), al que más tarde seguirán otros poemarios, entre los que cabe destacar Luz de Géminis y En la noche más transparente. Su libro de poesía En la última ciudad (2004), posibilita un viaje hacia el amor, la muerte y la memoria. En 2009, publica el poemario Voces del desierto.
Su calidad como narrador se vislumbra ya en el primer volumen de relatos, Las diversas lunas de la noche, en el que el autor, a través de construcciones asintácticas y anacolúticas, y combinando a la vez lo coloquial y lo poético, se aproxima a la locura y la muerte como límites del discurso. De entre sus novelas, merecen una mención especial Manos negras (1996), historia urbana de ribetes negros (las manos del título corresponden a unas niñas asesinadas en una ciudad de provincias), Al final de la noche (1999), o El ángel vencido (2001), que gira en torno al drama existencial de Savonarola.
En Parque de Atracciones (2008) el autor hace otra original incursión en la novela negra.
Su labor literaria ha sido reconocida con la concesión de diversos premios: Bienal Provincia de León de poesía (1980), el Viejo Topo de ensayo, Ciudad de San Sebastián y Pérez Galdós de relatos, y Ramón Sijé y Ciudad de Valencia de novela.
BIBLIOGRAFÍA
POESÍA
Origen de las especies (1979). Porvivir Independiente Publicaciones
Tan sólo infiernos sobre la hierba (1981). Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
De luminosas estancias (1983). Institución “Fray Bernardino de Sahagún.”
El unicornio en su jardín (1984). Libros Pórtico.
Los ojos verdes del búho (1986). Con fotografías de Jacinto Marín. Colección Poemas, Zaragoza.
El laberinto de los espejos. (1986). Editorial Orígenes.
Luz de Géminis. (1992). Endymion.
En la noche más transparente (1993). Olifante, Ediciones de Poesía.
Pentateuco para náufragos (1998). Huerga y Fierro Editores.
En la última ciudad. (2004). Prensas Universitarias de Zaragoza.
El coleccionista de láminas (2007). Mira Editores
Voces en el desierto (2009). Editorial Eclipsados.
Vidrio y alambre (2011). Editorial Eclipsados.
POEMAS:
La muchacha vende su cuerpo como una copa de nácar,
como una huella, extranjera, venida del hielo,
y no le desagrada mostrar sus pechos de espuma y arena, negros
y azules, pezones de sal y amarillo.
Es la vida. Sobrevivir es el desafío.
Cruzan los automóviles, regresan tipos tristes
que hablan de sus abuelas
y de las casas que se derrumban, vuelven
los muchachos torpes que buscan la primera noche de amor.
Sexo.
La verdad es que no entiende casi nada de lo que le confiesan.
Ella se limita a abrir las piernas sobre la cama sucia.
Te amo, le susurra a alguien
mientras mira el cuadro de ciervos cazados, indiferente.
La estancia es horrible. Descubre
sus manos delgadas en el espejo, huele el vómito en la alfombra.
Pero qué maravilla seguir viviendo.
Mañana sirven paella en el restaurante. Y dan gratis café.
Por la noche los tertulianos hacen apuestas con la ruleta rusa.
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I. El latido es ya pálido
La tarde mortecina, como el cristal sucio que los animales
han lamido,
llega, y hay murmullos de humo, de sudores, de
nieve,
cuando suena el teléfono, eres tú, lamentando como siempre,
como aquel día de navidad, como la mañana
cuando te levantaste y estaban las tazas del desayuno
rotas
en el cubo de la basura,
que has intentado ser libre a tu manera, ah, pájaro enjaulado,
pobre, como un papel sobre el que la caligrafía de tinta secreta
ha escrito algo
que jamás se leerá.
Mejor que el aire congele las palabras,
que atraviese los ventanales abiertos, el aire, blanco, mejor,
pues el latido es ya pálido, y nosotros
nada podemos añadir
al alud que se produjo hace tiempo, en la estación
de las cobardías y el incienso.
Esperamos la cabalgada de la muerte. Qué
hermosos y pálidos somos, como húsares de película.
Ya es tarde para rendirse, también para cabalgar.
La edad,
como vencejo de plomo, exhibe su corona de rosa extranjera.
No hables de los que han recorrido el desierto, y
otros continentes, y surcado mares a los que ponen nombre,
porque sus rostros se han difuminado,
y sus apellidos huelen a óxido,
y sus mujeres guiñan ante el espejo cubierto con tela morada.
Llamarás otro día, rodeado de clérigos
y niñas, orgulloso de agonizar con la vieja canción
en los labios.
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III. Hace muchos años
Ya jamás entenderán nada,
ni las manos heladas, ni el sarcasmo,
ni siquiera el gesto
de los estúpidos que viven de la vanagloria,
ni el extranjero olor de los jacintos,
ni lo que significan
los ojos heridos, nada,
la circulación se apaga en las calles,
hay una inmensa mirada de ballena
en la que está escrita
la primera palabra, atravesada
por el arpón de plata,
todo sucedió hace muchos años,
pero tú lo sueñas como el azul
que llega
bajo los puentes, ahora
ya no se puede calificar, qué espanto, llegan los policías
y las sirenas de sus coches atruenan, mejor
deslizarse en la noche, toquetear a la sombra que está esperando
algo, de verdad, sexo o teoría, música o paso de sombra.
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David Mayor (Zaragoza, 1972) es autor de los libros de poemas En otra parte (Pre-textos, 2005), Otra novela (cartoneritaniñabonita, 2011) y 31 poemas (Pre-textos, en prensa) y de la biografía Julio Verne. Una versión (Edimat, 2004). Codirige el sello editorial Los Libros del Señor James.
POEMAS:
capítulo catorce
Hay días que uno se pregunta
si alguien dice realmente
lo que piensa
o todos entibian el deseo
y desaparecen en un paisaje
de lugares comunes, ambiente familiar
y densidad poblada de fantasmas.
El mar se ha parado.
Se ven cangrejos flotando
sin caparazón duro que les proteja.
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capítulo quince
Esbelto como un alfil
en el mascarón de proa,
oficio de marinero en las manos
y en el libro que nos contiene,
recuerda que
a veces nuestro dios castiga
a errar sin cambiar de sitio.
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Descubrimiento
Me preguntó qué justificaba mi presencia en el mundo,
y le dije que, como todo bicho viviente que se precie,
acaso conspirar contra la realidad fuese lo principal.
Con pequeños desórdenes, como ciertas substancias
que inyectadas en pequeñísima cantidad repetidamente
impresionan el deseo hasta que descubres sin algarada
que no todo está donde lo buscas ni existe dirección.
Me preguntó excitada, desnuda vistiéndose o al revés,
da lo mismo. Para ella estar ahí era lo que justificaba
su estar viva, su conspirador desorden, su pregunta.
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Atrezzo
Como si nada, me hago extranjero
hasta de lo que no soy. Me convierto
en mirón de mis días y añado
sombras moradas y azul cobalto
para que los contornos no se borren.
Adecuo el modo, miento, me retrato
artificial y sereno,
como los objetos inadvertidos,
necesarios hasta en su ausencia.
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Música
Cuidado con el perro
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