seré como un muelle abandonado al mar.
Escucho irse a los pájaros.
Se llaman, forman una cadena en uve
que transita hacia el Sur
y que deja esa simiente en la mirada
que trae en sus manos la lluvia y la tristeza.
Suena una sirena, las horas permiten un descanso.
La tarde brota en sombras que oscurecen los montes.
Hay un fuego lejano...el humo dibuja siluetas de la infancia
mientras el aroma de tu cuerpo desnudo y todavía húmedo
trenza sus propias verdades dentro del cuarto.
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