“Haré un espacio entre mis piernas.
Te enseñaré la soledad”
L. Cohen
No guarda rencor mi cuerpo de tu cuerpo.
Ni siquiera ha tenido el valor de olvidarte.
Elijo siempre los días fríos
para cantar tus canciones preferidas,
y en las yemas de mis dedos,
todavía con una extraña tibieza,
emana un suave sudor
que parece recordar
mi húmeda obsesión por ti.
Aún así he recorrido la soledad
y viajado en el deseo oscuro de la noche,
tal vez al fin no fueras tú
la que más me quiso entre sus muslos,
ni atendió entre las sábanas mi doliente agonía,
pero en realidad recordarte
no me cuesta mucho más
que unas monedas de cobre
gastadas en un buen aguardiente.
Te enseñaré la soledad”
L. Cohen
No guarda rencor mi cuerpo de tu cuerpo.
Ni siquiera ha tenido el valor de olvidarte.
Elijo siempre los días fríos
para cantar tus canciones preferidas,
y en las yemas de mis dedos,
todavía con una extraña tibieza,
emana un suave sudor
que parece recordar
mi húmeda obsesión por ti.
Aún así he recorrido la soledad
y viajado en el deseo oscuro de la noche,
tal vez al fin no fueras tú
la que más me quiso entre sus muslos,
ni atendió entre las sábanas mi doliente agonía,
pero en realidad recordarte
no me cuesta mucho más
que unas monedas de cobre
gastadas en un buen aguardiente.
1 comentario:
Un rencor que sabe a mucho dolor. Abrazos.
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