Te he respirado mientras dormías.
Dentro, entre las sábanas,
donde tu cuerpo sosegado soñaba con el mar.
Eran las cuatro de la mañana de una noche fría
y yo te hablaba en un susurro de irnos a vivir al desierto,
de la soledad y de los crepúsculos que nos esperaban
donde construiría una casa para los dos.
Entre tus cabellos y sus rizos rojos
había una larga estancia habitada de palabras.
Mi boca no se extraña nunca de tu cuello
y yo seguía sintiendo tu fragancia calmada de esas horas.
Olerte cuando nada esperaba,
fue, sencillamente, conmovedor.
Dentro, entre las sábanas,
donde tu cuerpo sosegado soñaba con el mar.
Eran las cuatro de la mañana de una noche fría
y yo te hablaba en un susurro de irnos a vivir al desierto,
de la soledad y de los crepúsculos que nos esperaban
donde construiría una casa para los dos.
Entre tus cabellos y sus rizos rojos
había una larga estancia habitada de palabras.
Mi boca no se extraña nunca de tu cuello
y yo seguía sintiendo tu fragancia calmada de esas horas.
Olerte cuando nada esperaba,
fue, sencillamente, conmovedor.
5 comentarios:
Maravilloso y secreto poema.
A veces también sueño con manos de jengibre que me tocan.
Mi alma.
M.
Muy lindo. abrazos.
Ese instante irrepetible por lo hermoso!!! Abrazos.
Magico momento... enhorabuena por como lo cuentas.
Me gusta mucho ese verso de "larga estancia habitada de palabras".
Un beso.
encuentros de mar y desierto
estancia de silencios y susurros
...
tus palabras y tus versos
es, sencillamente, conmovedor
besos
Publicar un comentario