Vino conmigo el amanecer tintineando en los dedos.
Sonaba la llave del hotel y el insomnio, dibujando sombras,
buscaba un recodo donde evitarme.
Siempre hay habitaciones que me recuerdan tu nombre,
aunque es verdad que nunca sabía bien como llamarte
- ese es el problema de los nombres compuestos -
otras veces, como pasa ahora,
en una ciudad cualquiera del norte,
no tengo donde aferrar tu recuerdo
a una ancha cama, una moqueta gris y unas cortinas azuladas.
Beberé un último gin tonic de estas botellitas de gordons
que esperan silenciosas en el minibar,
quizás deje de llover y al mediodía pueda respirar el frío del otoño.
Lo único a lo que aspiro ahora es a unas horas de sueño.
7 comentarios:
una soledad se desliza de entre las palabras
cuantas veces hemos sentido así al llegar a un lugar al cual no pertenecemos
besitos de luz
Tristeza en tus palabras, soledad acompañada de recuerdos, esos que a veces tanto daño nos hace pero que son de nuestra propiedad.
Bello y siempre bellas palabras.
Besos
A veces el medio día es la mejor parte del día.
Felices sueños amigo poeta.
La horas de insomnio, con la compañía de un buen gin tonic, son las mejores para recrear los sueños.
Un abrazo.
Como siempre...armoniosas palabras que me relajan...
Y , tal vez, soñar con ella. Abrazos.
Siempre me gustò como escribias.
Te dejo un beso.
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