Tras de mi la sombra.
Un vencido día de octubre y este cansancio de años.
Algo tan natural como un brindis, un abrazo,
esa caricia animada que expresa los silencios,
el beso que se lleva impregnada una mirada.
Hace frío, siempre que me dejas hace frío.
Cruzo despacio las últimas calles solitarias
y entro bajo el fanal acuoso de la lumbre.
Traigo las monedas precisas,
de nuevo, el descenso a los infiernos lo haré sin ti,
con la llave de la habitación 118 tintineando en mis dedos,
aunque sepa de antemano
que la tristeza tuvo una vez más tu nombre,
las pocas sílabas que puede tener una despedida.
BONJOUR TRISTESSE...
Hace 3 horas
3 comentarios:
Me has emocionado, no sé.
Quizás me identifique con tus palabras.
Las despedidas son duras de recibir y más cuando aún el amor existe.
Esa 118 me gustó...o podría ser 115
Besos
Por favor piedad!
Entre tus poemas y Quique muero.
MaLena.
Masgistralmente dicho, ni te digo lo sentido...
Un besote.
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