Para este acto en Litago voy a leer este minirelato (ya lo publiqué el año pasado) y un poema de Alejandra Pizarnik.
Mirándome desde su postura elevada mientras yo permanecía de rodillas, lo veía vestido muy elegante con su traje negro y con su voz grave me decía:
Amigo, la diferencia entre un asesino miserable y un ejecutor es que el primero le dispara mortalmente a su victima guardando la distancia, por la espalda y de una manera anónima, sin embargo el ejecutor la secuestra, la trae a un sitio solitario cerca de un río o un descampado y mirándole a los ojos como yo le miro a Vd. le cuenta porque se le acabó la vida.
Amigo, la diferencia entre un asesino miserable y un ejecutor es que el primero le dispara mortalmente a su victima guardando la distancia, por la espalda y de una manera anónima, sin embargo el ejecutor la secuestra, la trae a un sitio solitario cerca de un río o un descampado y mirándole a los ojos como yo le miro a Vd. le cuenta porque se le acabó la vida.
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En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tu del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
Poema de Alejandra Pizarnik
2 comentarios:
Un relato que da para pensar y un poema bello, al miedo...quién no tiene miedo?
Un beso
Disfruta del miedo.
Suerte.
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