La poesía es un arma que se dispara sola como el amor de un loco

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jueves, 22 de julio de 2010

Café París XXVII





Jardins de Luxemburgo, tu cuerpo tierra de castaños…


Oigo los pájaros en la frondosidad de la noche,
un muelle con pequeñas antorchas
cuando tú me nombras.
Los pasos traen sonidos del verano,
una corriente eléctrica de lluvia y relámpagos,
la oscuridad entre los árboles
y la piel mojada en el deseo de las sábanas
aunque sea un suelo de humus
y una canción que todavía nos atormenta.










8 comentarios:

marea@ dijo...

palabras que muestran lo que fue intenso.... un abrazo.

Marcos Callau dijo...

Como dice, Marea@, muy intenso el recuerdo del pasado. Estos milagros y otros pueden ocurrir en los jardines de Luxemburgo...

carmen jiménez dijo...

No creas que no te sigo la pista. Poco a poco tu poesía me ha ido convenciendo que eres un gran poeta, de esos que cultivan todos los campos con el mismo corazón.
Un abrazote.
Pronto nos vemos.

fgiucich dijo...

Entre los castaños mecidos por la lluvia, creció el amor. Abrazos.

gaia56 dijo...

Los dos últimos versos maravillosos...
Me encanta este poema tuyo.
Un beso.

TrasTera dijo...

Qué tu nombre haga la luz, o que la apague en momentos como esos.
Un abrazo!
(PD: va a ser chico!)

irene dijo...

Un bello y nostálgico poema de otoño, es un remanso de paz leerlo y escuchar a la vez la preciosa canción que has elegido.
Un beso.

lichazul dijo...

en el nombre existimos por laboca del que lo pronuncia

exquisitos versos
con olor a tierra
intensos y evocativos

beso

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