Algo del secreto se ha fundido en la noche.
Sí, todavía conservo tu aroma entre mis dedos,
en mi boca tus labios han dejado un sabor afrutado,
mi piel sostiene tu sudor y el mío.
Hay silencio en el jardín aunque se oyen los grillos
y el paso de algún pájaro nocturno.
Ningún coche, quizás a lo lejos
las vías arrastren la somnolencia de un viejo mercancías.
La lluvia se ha relamido en la tierra sedienta
y un olor a pino y fecundidad atraviesa el aire
como si todas las flores silvestres buscaran mi olfato.
Seguro que sigues dormida entre las sábanas.
Seguro que tu cuerpo relajado
todavía tiene ciertos matices del mío,
y me enhebras en tu sueño
una y otra vez,
saciada de amor y de deseo.
Viene el verano con un revuelo de astros,
su caída de lágrimas
o el fragor de una batalla cósmica e incontestable.
Persiste la fragancia en la penumbra,
la humedad del mar en la brisa,
mientras un suave desenvolver de las cosas
a orillas del insomnio
y en la perfección de la espera
traen a mi el humo de un cigarrillo.
Volveré a subir esos peldaños,
seré un faro silencioso
que tendrá en ti puestas las alertas
para que tu lenta travesía me recorra.
Sí, todavía conservo tu aroma entre mis dedos,
en mi boca tus labios han dejado un sabor afrutado,
mi piel sostiene tu sudor y el mío.
Hay silencio en el jardín aunque se oyen los grillos
y el paso de algún pájaro nocturno.
Ningún coche, quizás a lo lejos
las vías arrastren la somnolencia de un viejo mercancías.
La lluvia se ha relamido en la tierra sedienta
y un olor a pino y fecundidad atraviesa el aire
como si todas las flores silvestres buscaran mi olfato.
Seguro que sigues dormida entre las sábanas.
Seguro que tu cuerpo relajado
todavía tiene ciertos matices del mío,
y me enhebras en tu sueño
una y otra vez,
saciada de amor y de deseo.
Viene el verano con un revuelo de astros,
su caída de lágrimas
o el fragor de una batalla cósmica e incontestable.
Persiste la fragancia en la penumbra,
la humedad del mar en la brisa,
mientras un suave desenvolver de las cosas
a orillas del insomnio
y en la perfección de la espera
traen a mi el humo de un cigarrillo.
Volveré a subir esos peldaños,
seré un faro silencioso
que tendrá en ti puestas las alertas
para que tu lenta travesía me recorra.
5 comentarios:
Sensaciones etéreas que bordean los cuerpos recorridos por las lentas travesías del deseo ya saciado.
Abrazos.
Lo leo miestras escucho Summertime de Janis Joplin, es muy, pero que muy agradable la unión.
Feliz fin de semana.
Besos.
Casi imposible seguir todo lo que publicas, pero cuando elijo un momento para perderme entre tus versos me exijo volver.
Se supera cada día, poeta.
Besos, Fernando.
Es precioso. Un beso.
Mme Pompidou.
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