el fuego creciendo entre las horas.
Sabia derramada, música del ansia.
Ahora cuando nace el espesor de la noche
y se diluye oscuro entre los árboles,
puedo ver en los astros
la simiente presa de la ausencia.
La voz tiene el color de la verdad,
el azul de lo eterno e inmutable,
la fugaz luz que parpadea en el viento sin rostro
y que trae a mi ese pequeño dolor
que deja siempre lo inevitable.
3 comentarios:
Pues sí. Es inevitable sufrir. Pero nos queda la ardiente espera de la llama y el fuego creciendo entre las horas.
Un saludo.
Siempre flota la ausencia
en el vacío de nuestro firmamento.
Una vez más...
excelente.
Un abrazo
Fernan
la voz gris
entre lo claro
y lo oscuro.
Un beso.
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