Hay una noche que crece como una selva de arbolados susurros.
Toco tu mano fría y tus dedos arden dentro de la mía,
con un temblor casi imperceptible
y en el rigor de las preguntas
tienen un amplio sendero donde responder.
En las yemas de los dedos hay un diccionario misterioso
que mientras hablamos de las cosas del mundo,
ellas, sienten la urgencia
y la ansiedad de reconocerse
en este mapa secreto de sensaciones.
11 comentarios:
El lenguaje del cuerpo no necesita palabras,Fernando.Cuántas emociones despiertan las tuyas siempre...
Mi abrazo.:-)
que la música suene… corran sus notas en el aire,
mientras se recorre el sendero hablando de las cosas de este mundo…
besos
Me gusto mucho...tiene "eso"intimista que nos gusta a las mujeres.Adoraria ser amada asi,quizàs sea eso lo que busco ...Gracias "Mujer rebelde"...
Fecundidad inmensa de la música.
Hasta el silencio y la oscuridad que llevan nos hablan entre signos:
Manos y dedos como palabras táctiles.
Un abrazo.
Entre esa temperatura, templada temperatura, que existe entre las manos, comienzn tantas cosas, tantas en una...
Abrazos.
El tacto son los ojos del alma.
Desde el recuerdo del día 26, Fernando, te dejo mis saludos.
debajo de la música arden los dedos en la piel
un beso
En las yemas de los dedos hay un diccionario misterioso..., a veces sobran las palabras.
Un beso.
¿Se la prestas a Ilaski? Hay mucho de Lamia en tu poema.
claro Isabel..besos.
En las manos está el plano de los sueños de alguien, la arquitectura que rodea su soledad, el poema frente al cual todas las palabras se quedan cortas
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