La primera vez que fui a París era primavera, todavía no había cumplido los 18 años y la vida era un montón de incógnitas para mi. Entré al Louvre tras guardar una buena cola en una mañana gris y enseguida me quedé prendado de la Victoria de Samotracia; este mascarón de proa de un barco imaginario siempre se ha guardado en mi memoria de todos los viajes a París y, junto a cuatro cosas más ( los esclavos de Miguel Ángel , los cuadros de Leonardo, los restos arqueológicos de Asirios, Babilónicos y Persas) forma parte del recorrido que de vez en cuando hago al visitar ese museo.
Es posible que las emociones de una primera vez se queden para siempre…en mi caso sí.
Es posible que las emociones de una primera vez se queden para siempre…en mi caso sí.
4 comentarios:
Sigo sin haber estado en Paris...y qué envidia "sana" me das cuando hablas de ello. Contaré una anécdota. Cuando me fijé por primera vez en la Victoria de Samotracia era un niño y fue admirando el frontal majestuoso de un Rolls Royce. De pequeño me fascinaban los coches y mi tío me explicó qué era esa figura. Luego crecí y la estudié en Historia del Arte pero eso ya es otro cuento... Otra gran entrada con un ambiente irresistible. Hay emociones que se quedan para siempre en su primera vez...es cierto.
Yo creo que la primera impresión es la que vale. Abrazos.
ES preciosa, fue también uno de mis amores de juventud, junto a Lucrecia Panciatichi;-)
No tengo perdón, sólo fui una vez a París, pero no pude visitar el Louvre, la próxima vez que vaya será lo primero que haga, y por supuesto ver la Victoria de Samotracia, una persona muy querida por mí, que ya no está, sentía adoración por ella.
Besos.
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