Los ojos de los libreros del Sena
dejan ver la mirada del que sabe.
Nómadas del tiempo
se aferran como las salamandras
a las piedras de los puentes,
y en sus libros,
sus fotografías sepia y antiguas
y todo lo que pueden vender
hay un vestigio en blanco y negro
de lo reconocible y nuestro.
dejan ver la mirada del que sabe.
Nómadas del tiempo
se aferran como las salamandras
a las piedras de los puentes,
y en sus libros,
sus fotografías sepia y antiguas
y todo lo que pueden vender
hay un vestigio en blanco y negro
de lo reconocible y nuestro.
F
6 comentarios:
Pasaba por aquí...
Por mucho que avancen los tiempos, no hay nada como un libro impreso, y más aún si está lleno de poesía y amor.
Muy fructífero tu viaje a París.
Buenas noches.
Se puede pasar uno horas extasiado en esos puestos que hay a orillas del Sena. Es sin duda lo mejor de París.
Un abrazo.
Les bouquinistes..Rive droite, Rive gauche..
Con avatares, pero presentes desde el Siglo XVI...Hasta ahora...
Disfruté paseando, buscando,leyendo, comprando ...
Y vuelvo a recordarlo en tu compañia, Fernando...
Un beso.
Me parecen preciosos tus paisajes literarios sobre París, Fernando. Sólo conzco de la ciudad(no todo, claro)lo escrito y fotografíado de ella y, sin embargo, puedo percibir ese cierto aire de nostalgia del regreso.
Besos
Nada, que se perdió la sinfonola, me voy con la música a otra parte, a la e tu vida, por ejemplo.
Besos.
¡Qué bien has captado la atmósfera que describes! Cuando lo he leído he pensado: Fernando tuvo en ese lugar preciso lugar del mundo la misma percepción que yo. Es curioso y mágico, es genial.
Besos.
Laura
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