Hay párpados que guardan el rocío de la lluvia.
Lágrimas de silencio saladas por el tiempo.
Estoy abriendo las ventanas,
el frío es tan intenso
como la humedad de mis huesos.
Adoro tus caricias…suaves, tibias,
son el vaho de tu boca
llegando a mi cintura.
Tensas el calor de la piel
y a la vez calmas el dolor de las ausencias,
pero sabes…siempre los sueños nos esperan,
nos juntan en el borde del vértigo,
allí donde los pájaros han buscado una voz,
han visto una luz que los reposa,
un lugar de remansos,
el sitial donde el sol duerme
y la noche nos acoge.
8 comentarios:
Hola Fernando...que bello sitio y que bellas palabras.
Te saludo!
Y hay palabras que curan, que calman, presencias en ausencia que llenan algunas madrugadas, voces que son remanso y refugio y reposo.
Como la tuya, Fernando.
Besos de amanecida
Dice Calvino: ¿Cómo es el sueño de quien tiene ojos sin párpados?, poeta.
Besos tus párpados, Monique.
Ojos que pueden secarse por la sal de esas lágrimas no derramadas, es mejor expresarse, aunque sólo sea para calmar el dolor de las ausencias...
Estamos en tiempo de vendimia, el otoño tiene cosas bonitas, como este racimo de palabras bellas del poema.
Un abrazo.
Hijo mío, hace muchos días que no te comento, pero es que las cosas que leo por aquí me duelen luego cual agujetas.
Será la edad o será el otoño.
Abrazos.
Ojos inmensos que hacen de la piel un remanso tibio y acogedor. Abrazos.
Es cierto, siempre nos juntan en borde del vértigo.
¡Qué gran verdad!
Tus versos son realmente embriagadores. Me ha gustado mucho la idea de que siempre los sueños nos esperan, tiene mucha magia.
Besos
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