Siento como creces en la branza de los días,
respiras tan cerca de mi
que escucho tu corazón desembalando rosas.
El río arderá y tú te empaparás en su humedad oscura
y al oír mi voz tendrás el calor de los muelles y su espera.
Casi todo lo que he de pagar será lluvia,
en los cilancos dejé tantas sombras azules
como nubes guarda el sendero de septiembre.
Un humo de luces se sincera en la oquedad de tu alma,
una sabara que te lame imprecisa
mientras en el arrebol del crepúsculo
te sabes deliciosa en mis labios.
Aun así y todo los puentes parecen cansados
al ritmo apasionado de tus pasos,
en la huella imperceptible,
en el sueño y su deseo,
porque cabalgan en mi mirada y mi silencio.
F
1 comentario:
Bellísimo!... suena sensual, con la dosis justa pero necesaria...
Un beso.
Publicar un comentario