No he perdido el mar en la ciudad de los desiertos.
Es blanca la espera y dulce el sabor de la nieve.
Ella viene detrás, azul, océano de inmenso silencio.
Quiébrate en mis manos y ama el contorno de mi palabra.
La tibieza quema como un hierro rusiente tu coraza de hielo.
Sabré decirte al oído lo que el viento trae en la noche,
y te harás de espuma entre las olas.
Olerás la tierra mojada por la tormenta
de un verano que agoniza,
sentirás el fuego ardiendo en el bosque,
el vuelo incesante de gorriones en el cielo,
y en tu vientre, desnudos de abalorios,
haremos un húmedo encuentro con la lluvia.
6 comentarios:
Que grandes paralelismos fundiendo las manifestaciones de la naturaleza unas con otras y la sutileza de colorear las sensaciones, las emociones, las inquietudes con colores impensables “blanca la espera” “decirte al oído lo que el viento…”
Un verdadero oleaje de poema, un ardiente mar de sentires, un generoso rebose de palabras.
Perfecto a estas horas.
Un abrazo poeta
No me cantes al oído.
Hoy carezco de abalorios.
Algún sentimiento que juega a ser pena
me acaba de comer las manos.
(Un beso)
Hermoso Fernando..Muy bonito, me encantò..
Besos..
Mil ideas plegándose sobre el contorno de las palabras.
Así es la poesía.
Abrazos.
yo si he perdido el mar....he perdido el rumbo de tu dulce sabor....
un beso tierno Fer..
Mmm... Me gusta este título. Mucho.
Besos.
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