Murmura el dolor un viaje de escombros.
Afuera nieva.
Es dulce el sabor del frío cuando es laborioso.
Trae la luz un sendero de voces antiguas.
Será el amanecer la búsqueda
o el incesante gobierno del otoño
el que se lleve las pocas monedas
que guarda el sueño.
Las huellas de la noche se ven en tus ojos.
Ya dejó la luna la certeza,
el color de la sangre,
el sabor de las rosas,
ahora, fraticida,
el espejo burlón te recuerda
cuantas sierpes trabajan en tu mente.
F
1 comentario:
Hay en tu poema tanto dolor como amor hay en tu corazón, Fernando.
"Las huellas de la noche se ven en tus ojos" triste y hermoso al mismo tiempo.
Besos
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