Ya no recuerdo el barro
en los zapatos.
El olor de las goteras
partió hace tiempo con la lluvia
que mece a los Niños Perdidos.
Confundo a Blancanieves con Aurora
o la triste Cenicienta.
La manzana, el espejo, el huso, el zapato
de cristal... se pierden por los siglos.
Compañeros del agua que no es más
humedecida.
Y yo, como la Tierra,
me acostumbro a los surcos de las manos.
Se acerca el día de la autopsia
de este corazón ileso,
milimétricamente absurdo e instalado,
toda una vida bañado en formol,
cómplice de este cuerpo-tierra
que riega sus dalias con coca-cola light.
CarlotaF
8 comentarios:
desolado poema, como una botella de coca-cola tirada en un vertedero
ya no hay cuentos para los corazones domados
hermoso y genialmente lúcido, Carlota
un abrazo
Nos abrimos como la tierra cuando tiene sed, pero en nuestros corazones de asfalto no se pueden ver las grietas. Formidable y emotivo poema, Carlota.
Besos
Triste, pero esa tristeza que lo acompaña, lo hace tan bello!!.
Besos y cariños
Muy acertada la fotografia que acompaña este hermoso y desgarrador poema, ciertamente....
Besos Carlota y f.
Cuando llegue la autopsia habrá más que formol en el corazón de algunos.
Quizás un mar de versos deliciosos.
Gracias, Carlota y Fernando.
Salvo la cola( que se que puede ser un puntazo para darle aún más originalidad al poema, pero a mi no me llenó)tu poema es de una calidad magnífica una gozada leer y releer, sentir tus versos.
Enhorabuena
¡Genial!
Esto si que es dejar atrás la niñez y adentrarnos en la nostalgia.
Besos Carlota
Un abrazo Fernando
¡Genial!
Esto si que es dejar atrás la niñez y adentrarnos en la nostalgia.
Besos Carlota
Un abrazo Fernando
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