De un réquiem en tu cuarto ardiendo en los postres,
donde yaces a mi vera, muerta ya,
henchida del placer que te debía
como buen marino que partió lejos
y te dejó un espejo donde tus ojos me mirarán,
porque dentro de ti estaba yo
acechando tu deseo,
con el espérame mientras masturbas mi recuerdo.
Yo te solía ver en todas las mujeres de cómodos precios,
de todos los colores del universo,
aunque como bien sabes
adoro la fascinante hermosura diminuta de las orientales
que saben comerse mi amor a todas horas
y son tan sumisas como las botellas de ginebra,
callan y te calientan siempre…
Pero ahora por unos días te he de dar
el suculento desvarío de mi viaje,
y hemos de comer el uno en el otro
todas las ansias de tantos días ajados,
tanto olor de ti en cada hembra
pues a todas les daba tu perfume.
9 comentarios:
Te superas con cada poema...
Besos dulce poeta
Tus poemas queman...
Besos.
Comer el uno en el otro...
Sí. Algo así.
Abrazos.
Bellisima tu poesia, muakssss te mando un beso con cariño
Es impactante el orden de los elementos del primer verso... Desde allí, nos desplazamos por el poema de sorpresa en sorpresa, con el traductor automático en marcha y echando humo.
Se me ha encallado el disco duro imaginando cómo debe eso de masturbar un recuerdo. Allí ando.
Esto es mejor que las maquinetas esas para entrenar el cerebro y que no sé cómo se llaman ni me importa.
Un beso, poeta.
Intensidad, esa es la vida del poeta, ver caras diversas y con el amor en la mano ponerle un nombre.
Te saludo Fernando.
No sé que decir… me puse nerviosa cuando he leído “mientras masturbas mi recuerdo”, jajaja
Pues me ha dado por recordar los míos… y claro, hay que aprovechar los momentos jajaja
Un saludete.
Tendrás que hablar un poco más de esas orientales...
En tu linea. Un saludo
tu poesía sacude. Uno muere y vuelve a nacer en ella, ESTREMECES!!
Quién serás??
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