Cuando ella se refería a él, a Alfredo, era como el que habla de un viejo amante al que nunca más quiso ver. Le guardaba, como a todo el que se ama y sin embargo no ha podido ser más que una historia tormentosa, el sabor del recuerdo. El amor siempre nos deja eso, un quehacer de abejas entre la piel y el deseo, flores marchitas pero que siempre traen en según que horas un viejo aroma al atardecer. Puede que ella creyera todo lo que me contaba, tampoco sé por qué me decía esto en aquel café del viejo Madrid, debía suponer que aunque era mayor que yo no me había citado con ella para ser guardián de sus secretos de alcoba, de todas las maneras la escuchaba atento o eso aparentaba, mis ojos llevaban jugando con sus caderas y su canalillo casi desde el principio de nuestro encuentro. Cuando ya habíamos dejado a su ex amante en el sitio que le correspondía me acerque a ella y sin dejarle decir nada más le bese suavemente los labios y le dejé un ligero mordisco en el labio inferior humedeciéndolo. Se sobresalto en un principio pero enseguida cambio su actitud y acogiéndome entre sus brazos me beso con la pasión que yo esperaba de ella hacía rato…al fin habíamos enterrado al buen Alfredo.
Fotografía aquí
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12 comentarios:
Sólo un cálido, suave, ligero y tierno y excitante beso de un amante nuevo nos hace olvidar viejos amantes a los que no forcluimos antes por no estar solos.
un primaveral beso
Así son los encuentros amorosos.
Mitad enterrar recuerdos.
Mitad echar las redes.
Y al final queda el quehacer de las abejas.
Un abrazo.
Que hacía ahí Alfredo molestando?
Menos mal que fue enterrado.
Buen relato.
Saludos.
Me encanta como escribes. Pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
Hay que ver lo mortíferos que pueden ser según qué besos.
Un beso.
X
Es totalmente cierto siempre andamos contando nuestras andanzas anteriores como si no hubiera de que hablar. O tal vez es que tengamos que hilar la historia desde el último final que dejamos.
Fernando me gusto un montón tu relato,lo que mas..cuando le plantas un beso,era la manera de que viera lo que tiene delante,y dejara a un lado Alfredo..
Besitos
Estimado y desconocido vecino virtual: he aprovechado estos días sin trabajo para recorrer nuevos espacios y me he topado con tu blog.
Quiero felicitarte, pues me ha gustado bastante. Aunque no lo he visto todo... Con tu permiso, ya lo iré viendo. Comparto la filosofía democrática que expusiste con motivo de las pasadas elecciones, además de la música que traes al blog.
Y nada más, que sigas manteniendo la calidad que he visto.
Un saludo,
Pepe.
Rompo una lanza por Alfredo. No comprendo qué os ha hecho a todos, que si estorba, que si molesta, qué manía con enterrarlo al pobre...
Seguro que ella no es inocente.
Abrazos a tod@s
Alfredo
Bueno Fernando me parece un relato estupendo.
Estoy de acuerdo con 39 escalones, qué culpa tenía el tal Alfredo de que ella tuviera el mal gusto de hablar de un ex-amante cuando se está en compañía de otra persona, aunque él, desde luego, ha utilizado la mejor manera de callar su boca, je,je,je. Y encima el resultado fue de lo más sactisfactorio ¿qué más se puede pedir?
Muchos besos, Fernando.
Efectivamente la culpa es de ella o tal vez era su manera de decirle lo que no debía hacer. En lo particular creo no se debe hablar de los amores pasados a menos que te cuestionen insistentemente sobre ellos y mientras menos se hable mejor. A final de cuentas el resultado fue satisfactorio y muchos deberían de seguir el consejo.
Besos
Alba
veo, Fernando, que no sólo tienes don para la poesía...me gustó mucho!
un beso
39 estuvé por cambiar el nombre..pero era mentir y ya sabes que las mujeres se enfadan si te descubren en una...esas cosas en estos tiempos son nefastas...piensa que pone el amante y ya está...él, el pobre Alfredo se merece aparecer en su historia.
Besos y abrazos
f.
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