viernes, 18 de noviembre de 2016

Poema XVIII



En la Galería de la Academia de Florencia.


Cuando Miguel Ángel miraba un trozo de mármol de Carrara,

los demás solo veían el acaso, nada definible

en los bocetos y las figuras en grisalla

ante la mole cálcica que había ante sus ojos.

Quizás los Esclavos, Moisés o la figura de David

tenían, cuando todavía se escondían a su gubia,

un secreto de murmullos y luz

con un sendero preciso en la piedra

que solo él podía recorrer.


f.





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