Dijo que era solo una necesidad:
Cada día sus manos tenían que recorrer mi espalda,
minuciosamente, con sus uñas dejar su rastro rojo en mi piel,
como una gata mimosa y salvaje,
y acabar metiéndose entre mis muslos para ella revivir.
Hablaba sin parar fumando en aquella terraza
que dejaba ver unas vistas magnificas del río Adige,
mientras bebía un Cherri Martini
que resultaba demasiado dulce para mi boca.
Quizás era la amante perfecta para aquel verano en Italia,
aunque el color oscuro de sus ojos
me recordará mucho más al árido desierto
que al mar Mediterráneo.
Gianni Bella - Non Si Può Morire Dentro

un recuerdo con ojos de aceituna oscura
ResponderEliminarcomo la noche que nos llama y nos incita
un abrazo Fer Buen día de la Poesía!!
y un beso también:)*
El desierto puede ser oscuro... pero también muy cálido.
ResponderEliminarUna necesidad?, sólo?
ResponderEliminarEsos amores de verano...