sábado, 29 de abril de 2017

Para que no me dijera ella






Para que no me dijera ella
que era lo normal en abril,
tuvo el día un renacer de otoño,
una carretera rodeada de bosque,
un perro flaco y solitario
comiendo una ardilla muerta en el asfalto,
cada tres o cuatro pasos un silencio,
el río, sus manos frías,
todavía nieve en las montañas,
su palabra...entregada al viento.




f.




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