domingo, 9 de abril de 2017

Ha parado de llover en Milán





Ha parado de llover en Milán.

Malpensa está silencioso, expectante,

lleno de charcos que reflejan la oscuridad de la noche.

No tengo conexión,

y es tan tarde que es posible que ella esté durmiendo.

Cómo se nota la lejanía y esa ausencia de “post-it” rosas

con que me inunda el espejo del baño.

Es sencillo diversificar las emociones,

saber que hemos dejado abierta la puerta de la casa

y que la compra, por ejemplo, no es sólo una labor tuya,

aunque resuene extraño en su cabeza

el cuarto y mitad de queso de gruyere suizo

y las cervezas Beck’s de lata.

Aprendemos lentamente y me mira

como si todas las madrugadas fuera uno nuevo,

un extraño abrigándole el deseo.




f.




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