viernes, 17 de febrero de 2017

Poema XL




Tenía Venecia demasiadas palabras guardadas en sus calles para mí.

Un antiguo libro de signos y de piedra donde reencontrarme.

Paseé bajo la lluvia cobijándome en los viejos soportales.

De vez en cuando un catafalco negro

cruzaba bajo mis pies por un silencioso canal

levantando onduladas y pausadas olas.

Lejano, sonaba un violín y una voz daba el eco de un aria.

Nada más tenía esa tarde de otoño,

anocheciendo sobre este mausoleo,

excepto la sombra melancólica de lo irremediable.



f.









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