viernes, 13 de enero de 2017

Solo tengo un sueño de niño







Solo tengo un sueño de niño por el que viajan los convoyes de la noche.

Los viejos y oscuros mercancías con su sonido metálico de lluvia.


Poseer del amor lo triste,

esa cadencia de verbos que deja el alba

como un cuchillo ardiente que corta las palabras y los labios.


Beber despacio el adviento.

Sentir el arado sobre la tierra derramada

en la que siembro luces y sombras,

y quejarme por el dolor de los huesos magullados en la noche.


Escucho el mar, las olas, la marea alta,

mi voraz senda de bosques y atalayas,

la luz de ángaro que deja en lo sombrío su propio morse,

su mano tendida entre las aguas y la lejanía.


Después amanece y es hora de silencio

cuando vuelan los pájaros sobre los cipreses

y sin saber por qué las huellas del invierno

son las últimas estelas que deshacen las nubes.


Nevará este día triste.


f.



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