miércoles, 18 de enero de 2017

No dormíamos










No dormíamos.

Cogíamos las veredas del mar,

donde el océano labra sus promesas.

Viejas carreteras

llenas de arena donde desembarcar.

Árboles de sombra

que en la noche riñen con la luna.

¡Que gigantes eran las palabras

que llenaban su pecho!

El aguacero de la madrugada

nos traía lámparas amarillas

y escarcha de hielo en los labios.

Sonaba la sirena, los muelles desnudos

se sometían al pequeño vaivén del agua.

Echaba de menos la lluvia y sembraba de flores

el lecho de arena donde tiritábamos,

húmedos y solitarios,

con la única esperanza puesta en el otro.





f.




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