martes, 20 de diciembre de 2016

Poema XXVII





El hombre reconstruye lentamente al hombre.

No deja de serlo nunca

pero deshace la obra del tiempo

y se entrega a ser un nuevo arquitecto.

En realidad es lo mismo que hacíamos en la infancia

al jugar con unas piezas geométricas de madera

- no sé si nos atraían más sus colores o sus formas -

con las que levantábamos pequeños castillos

usando nuestras manos prodigiosas.



f.








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