lunes, 11 de abril de 2016

Poema XXVII de Mad Monk




Poema XXVII


Nica tenía vivos todos los recuerdos

desde aquel lejano año que lo conoció en París

y quedó deslumbrada

por la manera de crear la música de aquel hombre.

Fue la sombra y la luz.

Lo admiraba, aunque odiaba

esa forma hostil de gritar en silencio al mundo.

Amiga, confidente, amante,

ningún papel tuvo en tanto empeño en su vida

como proteger al genio de si mismo.




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