domingo, 5 de septiembre de 2010

Fue la carne






Fue la carne, mi carne hurgada por tus labios,
devota de esa hora del frío
en que tu boca dirimía sus propósitos en ella
y del fuego, nunca consumido por los dos
en el trasiego duro de otro amanecer,
cuando tú crecías en el alba
y eras tierra honda y fecunda de susurros sobre mi.
Mientras, el sol peregrinaba por los visillos,
todavía austero, rojo e indeciso,
buscando iluminar la espalda en cueros de tu cuerpo.
Tu cuerpo, que encendido y vibrante,
seguía derramándose en lluvia sobre mi,
y yo me empapaba de ti, ciego, loco,
sin saber reconocer donde empezaba y acababa el sueño.





F


13 comentarios:

  1. Allí donde acaba el sueño
    comienza siempre la carne.



    Un abrazo.

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  2. Preciosa canción a la pasión, al deseo, al amor.
    Sueño? Creo que realidad de muchos apasionados.

    Besos

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  3. vaya y yo perdiendome estos poemas tan bellos, repletos de sensualidad, despertando mis sentidos aletargados...

    De acuerdo, nunca es tarde. Me gustaron mucho estos versos, bebiendo de su fuente, de su amor y sensación, de la pasión y el deseo.
    Una belleza.

    saludos.

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  4. seguro q era un sueño????.... q pena.... un abrazo amigo.

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  5. Milagros de la percepción carnal en la duermevela.

    Abrazos.

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  6. que sueño más guaiiii!!!

    Esta noche lo leeré antes de irme a dormir. A ver qué sueño. Sólo por curiosidad...

    besos,
    b.

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  7. A veces la realidad es más fugaz que los sueños.

    Muero en tus letras.


    Te beso Fernando.


    M.

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  8. La carne, el cuerpo, el alma, todo junto, o no, amar es lo que importa.
    Besos.

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