jueves, 29 de octubre de 2009

Hay del bosque una bruma con el aroma de la sangre







Aún hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luz terrestre.

Luis Cernuda



Hay del bosque una bruma con el aroma de la sangre
que difumina el nuevo amanecer,
la sensación primitiva de la aurora,
la luz como desafío de la ausencia.
Terca vino a nosotros,
deshizo la noche en multitud de voces,
mientras que entre los dos
un fuego desarmaba las preguntas
y la cadencia de los cuerpos
como música de guitarra
traía del mar las rápidas olas,
el vigor del vuelo del ansia,
la ubérrima ilusión de lo efímero,
lo que todavía sin saberlo
es el ciego poder del deseo.





5 comentarios:

  1. … y el ciego poder del deseo
    sigue habitando aún el óbito del amor,
    como mar embravecido
    sin olas que le sujeten
    desencadena la tormenta
    ante la cercanía,
    ante la proximidad de otro cuerpo

    vendrá de nuevo la luz
    vendrá de nuevo el día
    … pero ahora nada de ello existe
    y el deseo pierde su ceguera
    cuando recorre un cuerpo
    vestido de ausencia

    dejad que esa cruel libertad viva
    en la oscuridad del deseo,
    la dicha sólo permanecerá
    lo que dura un instante nocturno

    besos

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  2. Multiplicidad de la bruma.
    Quizás por ser tan difusa.

    Abrazos.

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  3. Me ha encantado ese principio de poema y cómo la bruma nos dirige los pasos en cada verso.
    Besos, poeta.

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  4. "Terca vino a nosotros,
    deshizo la noche en multitud de voces"

    Y que siga llegando, que sintamos al menos su olor a sangre y deseo, su presencia complicándolo todo, pero también llenándolo de magia.

    Un beso.

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  5. La bruma, la luz, el bosque...
    "lo que todavía sin saberlo
    es el ciego poder del deseo."

    La imagen, maravillosa, terca igual que el poema.

    Besos

    Alba

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