martes, 1 de septiembre de 2009

LA RUTINA






Porque el amor no fue lo que creímos
y las noches de pasión
fueron dos cuerpos,
sudorosos y hambrientos
en la cama,
cansados de luchar contra los vientos.

Porque fueron los besos
sólo un intercambio
de saliva –o eso es lo que dices-
con el gusto
del vino peleón del abandono
y las caricias el rastro de otras manos.

Porque no hay días mágicos
que puedan
llevarnos hasta otros territorios.
Y hasta el recuerdo, mi vida, es sólo el humo
de tantos cigarrillos compartidos
en sucias madrugadas.

Porque no sé si me quieres y te quiero.
Porque ya no hay teléfonos
que suenen
sobresaltando noches ni palabras
de amor tan cursis y tan bellas
como las que tú me jurabas cada instante.

Por eso, todo eso te quisiera
dormida entre mis brazos y sentir
en el calambre del hombro
esa dulce presión de tu cabeza.
Tu amor
y la rutina de estar juntos.





Rodolfo Serrano




F


6 comentarios:

  1. Maravilloso,me ha dejado de piedra, encantado. Define perfectamente la huella del desamor.

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  2. Un placer ver a Rodolfo Serrano por aquí.
    Sabe él muy bien que el amor acendrado se prueba en el crisol de las rutinas y de los calambres que provoca la cabeza amada en el hombro que la sostiene.
    Y, sobre todo, sabe decirlo así de bellamente.

    Gracias.

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  3. "Tan cursis y tan bellas" y después la rutina marca su territorio. Eso es el amor, como una cebolla a la que hay, de vez en cuando, que ir quitandole capas para ver si todavía queda alguna lágrima por la que luchar. Real y sincero poema, Rodolfo. Me encanta.

    Besos

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  4. Perfecto retrato del amor que navega sin saber donde asentará sus pasos vacilantes, y que juega continuamente con los sentimientos de alguien que suele ser la víctima...enhorabuena por tu página...desde Zuhaitz-Ondoan de azpeitia

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  5. Lo cotidiano puede ser mejor que el bendito y revendido cuento de hadas del amor sublime. Siempre que lo cotidiano se aderece con amor. Al final... es amor... en la cubierta del Titanic o en la cocina haciendo la paella del domingo... amor.

    Un abrazo,
    Laura

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