
Tras esa puerta
se quedaron mis anhelos
mis besos usurparon paredes
y mis brazos
se acomodaron tras las cortinas.
Mi piel, siempre novicia
dormitaba entre sabanas.
Y fue mi carne trémula
la que cruzó en silencio
la puerta
tras la que tú dormías.
Y tus sueños usurparon las paredes
y tus manos acariciaron cortinas
y las sabanas fueron tu cobijo,
y anhelaste mi carne,
la misma que se fue trémula
y en silencio.
Sarbalap (Beatriz)
F
Un poema preciso y contundente. Abrazos.
ResponderEliminarUna gran poesía, pero triste, irse en la noche mientras el otro duerme habla de cosas sin resolver, de problemas a flor de piel que no encuentran solución. Siempre que una puerta se cierra millones de cosas quedan detrás, buenas y malas, pero quedan del otro lado de donde alguien esta.
ResponderEliminarUn saludo.
HologramaBlanco
Bello modo de dibujar los anhelos inconclusos, los deseos pendientes.
ResponderEliminarEl sueño no es solución, pero sí un refugio.
Gracias Beatriz.
Un abrazo, Fernando.
Qué gran verdad...
ResponderEliminarbeatriz es muy muy grande....
ResponderEliminarComo la vida misma, pero siempre quedará París, Beatriz. Estupendo poema.
ResponderEliminarBesos