Hay regiones de tu cuerpo
que pueblan mis manos con el dolor del ansia.
Sudo un abrigo de preguntas,
cada una guarece una llama,
frondosa y suave caricia que te estremece.
Tu piel describe mis huellas en ella,
aguanieve que cubre el pasado
y deja un paisaje de bosques y sueños.
A veces cuando duermes
puedo respirarte
y sentir tus latidos
en mis dedos
y el calor de tu corazón
llamándome de lejos.
F
"Sudo un abrigo de preguntas, cada una guarece una llama, frondosa y suave caricia que te estremece"...
ResponderEliminarMorí con esto :)
Mientras lo leía me sonó a canción. Precioso!
Besos.
Hermoso. saludos
ResponderEliminaranamorgana
Querido Fernando, estoy atrapado en mil cosas y no paso por aquí todo lo que quisiera, pero cada vez que lo hago me sorprendo. La enorme, rápida y constante evolución de tus versos hacen buena aquella frase de: "A escribir se aprende escribiendo"
ResponderEliminarCada día escribes mejor y me alegro de poder constatarlo cada vez que vuelvo. ¡Un abrazo grande, amigo!
Encantador Fernando, "paisajes de bosques y sueños" y y calor de un corazón que llama desde lejos.
ResponderEliminarBesos
Es verdad, Fernando. He descubierto que los corazones se llaman de lejos. A veces, aún a costa de sus dueños.
ResponderEliminarLas regiones que se exploran con placer. Abrazos.
ResponderEliminary yo me quedo con esa última estrofa cerrada con broche de oro con ese verso: "y el calor de tu corazón llamándome de lejos"
ResponderEliminarBárbaro!!