jueves, 7 de agosto de 2008

TARA II






(Soy Salomón. Pienso construir un altar secreto para los domingos. No busco de vosotros una mano en la espalda, sino que la tendáis para ayudarme a escapar de la marea.
El río al que caí multiplica su caudal conforme los otros lloran. Mi corazón es una esponja, una caja negra que recoge
todo cuanto sucede.
El tanatorio, mientras, ejerce su función. Alquiler igual a frío.
Una mujer rubia, pálida, me da la bienvenida. Soy Salomón. Te mostraré mi altar secreto
si me guías hasta donde descansa)

Ofelia al otro lado del cristal, Angélica después de cuatro años, respetada por las aguas,
mientras yo pataleo para no ahogarme. Pronuncio agua y lloro por aquello de lo que carezco. Como pulsar un botón en lo profundo de mi espalda. Lo conocido me zarandea.
Dijiste dos días antes: cuando mejore, iré a la peluquería a arreglar este desastre.
El cristal mostraba lo contrario: en tu pelo antes gris, revuelto, brillarán los bucles durante cuarenta días y cuarenta noches.
Nunca vulnerable, nunca muerta: tan hermosa como la última vez en que nos vimos.

(Dios, entonces, posó sus manos sobre mis hombros
y me sentí sola)


Elena Medel





F

11 comentarios:

  1. Tienes muy buen gusto eligiendo fotografias par acompañar los poemas.Visito tu blog regularmente.

    ResponderEliminar
  2. Fer, qué bonitos cambios. Vaya, vaya...
    Bello poema, mucho.

    Sigo nadando, no paro, no quiero parar.

    Kisses,

    ResponderEliminar
  3. Ahh, me ha encantado. Nos zarandea la sorpresa de lo conocido.

    Besos
    Alba

    ResponderEliminar
  4. Es muy triste por que s� debi� sentirse muy sola

    un beso

    ResponderEliminar
  5. Hola...


    Muy bellas palabras.

    se despide con mucho cariño.




    Atte. Samantha

    ResponderEliminar
  6. Que Precioso
    Ser Salomón
    ser templo y altar del amor.

    Un beso Fer ♥

    M.

    ResponderEliminar
  7. No es tarea fácil escapar de la furía de las aguas, a veces, dejarse llevar por su fuerza nos ayuda a sobrevivir a la marea del dolor. Nunca estamos solos, Elena, aunque podamos sentirlo así,como bien dice este extrordinario poema tuyo. Si nos tenemos a nosotros mismos, lo tenemos todo. Tremendo poema.

    Besos

    ResponderEliminar
  8. Salomón fue sabio hasta para hacerse un altar secreto donde huir de la marea.
    Así se hizo más sabio aún comprendiendo que sólo se escapa de ella cuando alguien nos tiende la mano.
    Y que cuando solo encontramos la de Dios nos sentimos solos.
    Una preciosidad.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  9. Todas las manos son las manos de Dios. Gran poema.

    Besos

    ResponderEliminar