
I
Mi peor enemigo absorbe el humo con mis pulmones.
Lo odio tanto
que acostumbro a desearle el fin.
La muerte.
O mil años de insomnio frente al espejo.
II
Se complace observando de cerca las cicatrices.
Yo aprieto la nariz contra el polvo
y una voz certera cercena
de un tajo el cuello de la adolescencia.
Olvidé a mis ídolos colgando en las paredes,
y con cierto desencanto entiendo
que ya ni emulo ni admiro...
Quizá dejar de creer
sea el primer síntoma de estar muerto
III
Mi peor enemigo aborta en mi útero todas las quimeras.
Un dolor líquido
- menstrual e inequívoco -
asedia a los sueños en un lago hueco.
Y enferma de luto,
acaba la noche también odiando,
deseándome el fin,
o la muerte,
o hallar en el espejo una mirada nueva.
Elisa Berna Martínez
De alguna manera encontrar la mirada nueva a pesar del enemigo. Hermoso
ResponderEliminarUn abrazo
Sin duda, ser nuestro peor enemigo es duro, Elisa, "hallar en el espejo una mirada nueva" sería estupendo, como el poema.
ResponderEliminarBesos
Odio, heridas y pérdida de ilusiones.
ResponderEliminarCon tal enemigo nos enfrentamos todos.
Alivia leer esa conciencia en tan bellos versos.
Gracias a los dos.
Que bien escribe Elisa.
ResponderEliminarSaludos.
¡¡MUY BUEN ESCRITO¡¡
ResponderEliminarME HA GUSTADO TU BLOG.
VOLVERE.
Gracias Fernando por dejar aquí un pedacito de mi monstruo!!! Y gracias a todos por leer el poema y dejar vuestra impresión. Ahh y un guiño para Toro, que se ha pasaoooo!!
ResponderEliminarUn abrazo a todos!!
Un estupendo poema. Me ha gustado mucho,
ResponderEliminarkisses,
M