De la vuelta al piano de Thelonious Monk de la vuelta al día en ochenta mundos de Julio Cortazar
Sus características como creador de Jazz le hace ser un pilar muy importante de la evolución de esta música...
a) Irregularidad rítmica
de su fraseo armónico.
b)
Relaciones armónicas lejanas con respecto a una tónica principal que debilitan
el análisis funcional tradicional.
c)
Selección de sonidos en cuanto a las alturas: escalas por tonos, tritonos
(cuarta aumentada o quinta disminuida), segundas menores, esencialmente.
d)
El concepto del espacio no sólo en la composición sino en la forma de
improvisar.
e)
La creación de un sonido en relación a su manera de tocar el piano.
Literalmente rompió con todas las reglas escolásticas del pianismo. Si bien la
cultura negra tiene un aspecto muy particular del mismo, Monk fue más allá,
inventó una forma de tocar, creó su sonido e instaló ni más ni menos que la
forma monkiana que aún hoy es recreada por grandes artistas del género y se
cita permanentemente. Con sólo pensar en la influencia que ha ejercido en el
pensamiento musical de Steve Lacy, Chick Corea y Misha Mengelberg, por citar
algunos, nos da la pauta de la magnitud de su arte.
. . . .
Hasta
que no encontró a Charles Rouse, el saxofonista que fue durante tantos años su
escudero, Monk no forjó el cuarteto perfecto, la falange de cámara donde
cobijar toda esa lluvia de corales y cuchillos, esa noche primitiva y delicada
(Cortázar dixit) que era
también su manera de hablar y no hablar.
Porque Monk, loco, vagabundo,
profeta, tocado por una enfermedad mental tan extraña como su misma música,
también hablaba a base de silencios. Hay gente que es así: elíptica se le ocurrió preguntarle si le
gustaba la música clásica. Monk simplemente se quedó mirando al frente, con los
labios juntos, casi silbando. El periodista carraspeó, nervioso, y le repitió
la pregunta. Por toda respuesta, Monk se llevó el cigarrillo a sus labios y
soltó una voluta de humo apelmazada y sinfónica. ‘Perdone, señor Monk’ dijo el
periodista sin saber muy bien qué hacer, ‘no sé si me ha entendido. Le
preguntaba si le gusta la música clásica’. Monk se volvió al fin hacia su
agente, que estaba allí, al lado, sentado en una silla, apoyó las manos en las
rodillas, señaló al periodista con la cabeza y gruñó: ‘Eh, Joe. Este tío está
sordo’.
A
partir de 1972, después de muy escasas apariciones, se retira y se encierra en
el mutismo hasta su muerte en 1982. Monk es uno de los genios más singulares
del siglo XX. Personaje surrealista y enigmático (poco inclinado a hablar de sí
mismo y de su música), ha dado mucho que hablar y ha desconcertado tanto por su
comportamiento como por su obra. Invento un estilo que rechazaba cualquier
virtuosismo en beneficio de un impecable rigor rítmico, privilegiando
estructuras inhabituales hechas de disonancias y de pequeños intervalos y
desfases asimétricos