Tú eres Cartago
encerrada en mi mente de africano,
unas columnas de mármol,
las teselas de un suelo que recuerdan a la cazadora Diana,
un difuminado cielo
donde el azul sabe tanto del cercano mar como del lejano océano.
Tú eres Cartago,
un sueño sin rostro ni matices,
lo que voy a perder por conquistarlo,
la suerte siempre esquiva de un soñador romano.
encerrada en mi mente de africano,
unas columnas de mármol,
las teselas de un suelo que recuerdan a la cazadora Diana,
un difuminado cielo
donde el azul sabe tanto del cercano mar como del lejano océano.
Tú eres Cartago,
un sueño sin rostro ni matices,
lo que voy a perder por conquistarlo,
la suerte siempre esquiva de un soñador romano.
Puedes conseguir lo que quieras, si sacrificas todo lo demás. Es la frase ya aprendida que recorto de este poema.
ResponderEliminarUn abrazo a Diana. Cuya estatua preside mi salón.
Te saludo y te admiro.
Me ha gustado especialmente.
ResponderEliminarSí.
Hola Fernando! Soy Merche Marín, estuve en La Almunia escuchando tus poemas en el homenaje a Yusta y también nos vimos en la presentación del último libro de Angel Guinda. Me alegro de haberte conocido y de haber llegado a este blog para leer algo tan bonito como es este poema. Muy bonito, de verdad, pero eso tú ya lo sabes. Un beso.
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