
En la claridad,
la luz dejándose reposar entre los árboles,
una huella tras otra del viento en mi cuerpo.
La brisa casi imperceptible del mar,
húmeda y tibia del mediodía,
mientras tu voz ejecuta un juego perfecto de sonidos,
me habla de los infinitos matices que no contemplo
y los que trae con su adiós abril entre los dedos.
Escucho las olas,
siento un escalofrío
cuando tu mano me acaricia.
Puedo amarte así,
ahora, siempre,
en el instante
en que la eternidad
solo vale un beso de tu boca.
la luz dejándose reposar entre los árboles,
una huella tras otra del viento en mi cuerpo.
La brisa casi imperceptible del mar,
húmeda y tibia del mediodía,
mientras tu voz ejecuta un juego perfecto de sonidos,
me habla de los infinitos matices que no contemplo
y los que trae con su adiós abril entre los dedos.
Escucho las olas,
siento un escalofrío
cuando tu mano me acaricia.
Puedo amarte así,
ahora, siempre,
en el instante
en que la eternidad
solo vale un beso de tu boca.
Fotografía de Malatorre
todo el recorrido de un instante en la cúspide de un beso... bien vale una eternidad
ResponderEliminarbesos
Un beso eterno en sólo un instante... perfecto, Fernando.
ResponderEliminarBesos
No sé si valdrán la eternidad,
ResponderEliminarpero ese preciso instante
y ese simple beso
valen esta vida entera.
Un fuerte abrazo
Muy hermoso.La eternidad vale lo que vale un beso. Un abrazo
ResponderEliminarInstantes eternos como el beso traspasado desde abril a mayo.
ResponderEliminarUn abrazo.
"La eternidad sólo vale un beso de tu boca"... (sin palabras).
ResponderEliminarUn abrazo.