
Entonces Borges dormía con los ojos abiertos
y alimentaba su melancolía respirando la noche.
Era verano en el Hemisferio Sur,
él soñaba con el frío de Ginebra
o con la humedad implacable de Dakar.
Era verano en Buenos Aires
y el mundo le parecía un Atlas propio
donde podía dibujar sus viejas pasiones y sus viajes.
Sus dedos pasaban
lentamente
sobre los mapas,
se detenían en un lugar señalado en rojo,
una punzada,
un río de palabras y de imágenes,
el hombre ciego recordaba,
hurgaba en su memoria el tiempo,
deshacía una a una las páginas escritas de su vida.
y alimentaba su melancolía respirando la noche.
Era verano en el Hemisferio Sur,
él soñaba con el frío de Ginebra
o con la humedad implacable de Dakar.
Era verano en Buenos Aires
y el mundo le parecía un Atlas propio
donde podía dibujar sus viejas pasiones y sus viajes.
Sus dedos pasaban
lentamente
sobre los mapas,
se detenían en un lugar señalado en rojo,
una punzada,
un río de palabras y de imágenes,
el hombre ciego recordaba,
hurgaba en su memoria el tiempo,
deshacía una a una las páginas escritas de su vida.
F
Bellísimo homenaje a un hombre muy especial....
ResponderEliminarMi abrazo,Fernando.
Muy bueno!
ResponderEliminarBesos.
Emocionante tu escrto sobre el amigo y maestro Borges. Te felicito.
ResponderEliminarUn hombre de letras fecundas que eligió la diáspora para morir. Abrazos.
ResponderEliminarTus verso a propósito de Borges me han emocionado. Los cuatro últimos versos son de una especial belleza para mí. Es cierto, cuando uno está ciego hace justamente eso. Y créeme, sé de lo que hablo, es tal cual tú escribes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Sus dedos recorrían el cuerpo desnudo de María Kodama, la voz que le leía, y en ese cuerpo descifraba la realidad cotidiana del amor estrenado, ya en la vejez, un amor de lecturas compartidas, de mutuos descubrimientos y de silencios.
ResponderEliminarSueños de la melancolía en la ceguera.
ResponderEliminarNos permiten recorrer el atlas de la vida -espacio y tiempo- a la medida de nuestros deseos.
Borges lo sabía desde su ceguera.
Yo creo que, desde tu lucidez, tú también, Fernando.
Un abrazo.
In your honour and in the honour of wall the Writwrs and Poets, I published an ilustration.
ResponderEliminarHoy leí este poema en el blog de Antón, es bellísimo y te pido permiso para publicarlo en mi blog con el correspondiente link al tuyo. Este poema describe como me imaginaba su ceguera.
ResponderEliminarHace años que Borges está en mi mesita de noche...siempre.
Felicitaciones