
Enhebro a tu cintura el cahíz de la ausencia.
Larga, como la estela en el mar de los barcos,
mis dedos te abandonaron lentamente.
La pausa indefinida tiene su cadencia de plata,
su cadena de espuma, uno o dos gemidos,
un desahucio de dudas, los muelles de mis manos,
el suspiro interior, un silencio,
el rojo y estremecido pulso tibio del adiós.
F
Excelsa!!!!!! Las imágenes de tus versos son maravillosas. Te felicito y las aplaudo.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Dulces estelas.
ResponderEliminarDolorosas también.
Abrazos.
A mí, tú ya lo sabes, me encanta que recuperes y uses palabras mágicas como ese "cahíz" de la ausencia, medida, tal vez, de sus gemidos y tus dudas.
ResponderEliminarSegundo beso de la mañana;-)