lunes, 22 de septiembre de 2008

El otoño del serbal






Sin apenas rastro, sin condena,
cubro una parte de vuestra mirada,
me dejo la piel en los despojos del viento,
la palabra entre las banderas que la noche derrumba,
los sueños en los amaneceres de palomas tristes,
cada una de mis emociones
acaba siendo humo, ceniza, polvo en el discurso del silencio,
a lo más, un recuerdo de fiebre,
una cicatriz que se hace conocida,
esa parte intima que me sigue haciendo humano.

Puedo hablar de mí y de todas las señales que en mi cuerpo habitan.
No temáis soy sencillo e incluso simple
porque todo lo que me condena,
las branzas y los cilancos que me hacen débil,
me habitan entre los gramos que puede pesar un alma,
y son centímetros cúbicos de ansia,
desolación, ira, pasión…
e indefinidos puntos azules que me abrasan en la atalaya de la noche.
Llego a ser una pavesa herida por el tiempo,
una palabra para unos ojos,
un dolor redimido entre los miedos,
que acerca la ausencia,
que sabe tener la muerte entre nosotros.

Debería saber partir, poder dejaros,
coger ese tren, ese barco, un avión,
volver a ser nada de nuevo
y crecer en la sangre de cualquier sueño,
un campo de abril enrojecido por las amapolas,
en vez de esperar que la lluvia me vuelva a empapar
y sienta que soy un serbal rojo,
un nuevo árbol cayendo en el olvido en mitad del otoño.

Seguro que sigo aquí aunque odie los amaneceres.


F

13 comentarios:

  1. Viajando en tu poema he estado.

    "Debería saber partir"

    Cómo me ha gustado!

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Es una forma de ser en la vida, es una forma de sentir en la vida, es una manera de vivir la vida. Tú escoges ese marco, tú sientes ese escenario como propio resaltando en este poema la tristeza, la ausencia, el término… pero tiene en sí otra belleza, la del renacimiento, la de la interioridad, una soledad demasiado enorme a veces, una estación demasiado larga en otras, pero al igual que el serbal y tantos otros arbustos, su época de aparente empobrecimiento le permitirá esparcir su semilla, le dará el espacio para aumentarse, para engrandecerse, para multiplicarse y eso sólo lo observaremos en la paciencia de la siguiente estación, en la primavera, en verano o en climas adecuados a su desarrollo.
    Tú nos esparcirás ahora esa piel en el viento, esos sueños del amanecer, quizá de alguna señal en tu cuerpo, quizá de algún ansia, desolación, ira o pasión… podremos captarla o no pero de seguro que no nos dejará indiferentes.
    Seguramente yo también seguiré aquí, leyéndote aunque odies los amaneceres o comencemos el otoño y creas caer en el olvido.

    Besos mi amigo.

    ResponderEliminar
  3. Deberíamos saber partir, soltar, dejar partir
    pero resulta finalmente doloroso
    más aun que cualquier afilado amanecer


    (ODIO los amaneceres)

    ResponderEliminar
  4. Me encanta.
    Resulta curioso leerte desde ese océano...

    ResponderEliminar
  5. ¿Sabes que me dijo una vez, un amigo?...que esos indefinidos puntos azules...que hoy abrasan tus noches...dibujan trazos...y son estrellas, no olvides eso nunca,Fer.
    Un beso enorme...y los amaneceres son hermosisimos...y desde donde tú estas...más.

    ResponderEliminar
  6. Seguro que sigues aquí

    aunque odies los amaneceres

    porque sabes y no quieres

    dejarnos sufrir...

    Los abandonados que somos

    a tu lado,este otoño...



    ♥♥♥besos♥♥♥

    ResponderEliminar
  7. cada palo que aguante su vela, yo odio los desayunos y aguanto mi condena

    ResponderEliminar
  8. Seguro sigues aquí y nosotros también.

    Besos
    Alba

    ResponderEliminar
  9. De las segundas partes se comenta que nunca fueron buenas
    Si hay huelga de licántropos invierte mejor en lunas llenas
    Las plantas de tus pies sobre mis hombros florecen por tarantos
    Que no empañe la sal de tu alegría el tul del desencanto

    Y no te negaré más de tres veces ni haremos de esto un drama
    Las ruinas del amor que nos juramos deambulan en pijama
    Por tristes emisoras que me escupen canciones de diseño
    En techos que le tienden emboscadas al reino de los sueños

    (José Córdoba)

    (Un beso)

    ResponderEliminar
  10. Quizás los amaneceres sean para las palomas tristes y nada mejor que el silencio para vernos desnudos y sentir nuestra fragilidad como seres humanos. Lo importante es que puedes hablar de ti aunque para ello lo mejor es usar la metáfora...
    Bello poema para esta estación que ahora nos habita.
    Un saludo
    MJ

    ResponderEliminar
  11. Y qué difícil es saber partir....

    ResponderEliminar
  12. Me ha resultado muy emocionante. ¿Por qué tengo la impresión de que sigues creciendo como poeta? Besos, querido amigo.

    ResponderEliminar
  13. un muy agradable encuentro
    con satie, una alegría melancólica

    ResponderEliminar