
Bebo el vino oscuro,
el ánfora tiene un eco de lunas,
reflejo púrpura del fuego.
Casi todo es desierto,
una tormenta donde escribir la soledad,
la respiración de un día de otoño.
Me deslizo en tu mente, soy azul,
el quehacer de un océano.
Las últimas abejas que liban el silencio.
Hay tanta humedad en ti
que es fácil sucumbir a la sed
y buscar en el néctar
el resquicio de una noche de estío.
F
el vino de mis venas..y de mis deseos..
ResponderEliminarun beso Fer...
Beber, calmar la sed,
ResponderEliminaradentrar en el cuerpo la esencia de lo reposado,
llenar el desierto de oasis
o acercarnos al ardiente calor del fuego.
En la oscuridad de la noche,
el azul no se distingue,
y en esa copa de vino sucumbirán los impedimentos.
Besos.
Me ha fascinado! Gracias :) Besos.
ResponderEliminarEse vino curado o no, es el mejor de los nectares para saciar nuestra sed de pasió.
ResponderEliminarMe gustaron tremendamente tus letras, la imagen exquisitamente perfecta.
Besos tiernos y dulces para ti.
** MARÍA **
Deslizarse en el otro y serse.
ResponderEliminarSucumbir al encanto y ahuyentar las hojas del mes que se avecina.
Un poema harto sensual, de esos que me gustan.
Un deleite como ese vino rojo:)
Un besote, Fer
Todo es hermoso y sublime en este poema, desde la imagen hasta los versos. Conjunción perfecta.
ResponderEliminarVino, amor y deseo, unidos por la pasión. Nada más bello que una mujer desnuda y en lo oscuro,como dice Mario Benedetti,y el deleite de paladear un buen vino a sorbos cortos y profundos.
Te felicito, Fernando. Gracias por los versos que cada día nos regalas. PACO
Leo y releo... Con aprecio...
ResponderEliminarY un beso f.