
Húndete en mí, soy un lago.
Desnudo de las nubes mis voces callan.
Vendrás despacio siguiendo tu sendero
y habrá hilos de plata para tentarte.
No es de agua de la que se alimenta mi alma,
ni he de darte la sal
que cubra cada espacio templado de tu cuerpo.
Tibia y recelosa entrarás dentro,
quizás te pares y sientas los dedos de mi mano
entre tus labios húmedos,
quizás se abra el deseo poco a poco
y tengas miedo de ahogarte entre mis brazos…
quizás sólo sea el temblor del primer día.
F
Que hermoso..El primer día nunca se olvida..
ResponderEliminarBESOS.
no tendre miedo, de ahogarme en tan tiernos brazos, no tendre miedo de dejarte entrar en mi...
ResponderEliminarun besote hundido en tus labios!
Hundirse en tu cuerpo..como pluma en el mar..
ResponderEliminarPrecioso poema
Besos
Quizá el miedo, la duda, nos hayan robado tantas cosas...
ResponderEliminarUn abrazo
Ya me gustaría que nos hundiéramos mutuamente...
ResponderEliminarBesos borrascosos
Delicado y sugerente, para leer despacio y callar las voces, coronar al silencio mientras se lee.
ResponderEliminarUn saludico!
Un poema con un deseo, sin duda, profundo y tentador, Fernando.
ResponderEliminarBesos
Un mar en calma, anega en este poema, un vaivén de sensaciones
ResponderEliminarse apaciguan en tu voz.
Un beso
Hilos de plata para quizás...hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo
Alba
El lago, aguas quietas y tranquilas, belleza que calla, regala rincones, acompaña con rumor de brisa sin necesidad de palabras ni de oropel.
ResponderEliminarEl lago, agua dulce, clara y cristalina acoge mansamente el cuerpo que se baña, la barca que le cruza o los ojos que descansan en él.
No hay miedo, no hay temor, sólo la paz de su acogida y el verdor en sus orillas.
Idílica composición que abre el sentir y la imaginación.
Besos.
qué maravilloso ese primer temblor...
ResponderEliminartu primer verso anuncia ya los hilos de plata que se suceden hasta el final
un abrazo
Al pensar que alguien me declame este poema, me da deseos de darme un chapuzón. Hermoso.
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